Plutarco no alcanzó a conocer
las veleidades del realismo mágico
la pluma se hubiera dado un banquete,
describiendo casos absurdos
que se burlan del rígido reloj.

Aquí en la tierra de Gabito
el tiempo sufre accidentes
astillándose en fragmentos aislados
como el mismo lo relató en su obra
todo parece real pero es espejismo;
a través de la bruma grisácea
brotan de vez en cuando
sátrapas patrocinados por el banano
lamentablemente para ellos,
el calor del trópico
obnubila todas sus expectativas
y opaca el apetito de las mandíbulas;
aquí no tienen primaveras
para una campaña relámpago.

Aquí la brújula enloquecida
se tambalea al ritmo de la clepsidra
señalando siempre el lunes
y se ríen los malosos calendarios
aquí no valen las reglas ortodoxas
que mueren deshechas por la cumbiamba.

Aquí al mármol le nace pátina
bajo el rocío de la soledad
y no florecen las dóricas columnas
la apoteosis es un carnaval
que estalla en batallas de flores,
el aliento pútrido de las ciénagas
levanta fuegos fatuos
que distrorsiona a las torres de petróleo.

Y aquí el César no puede construir un Coliseo
porque el tiempo burlón ya lo tiene instalado,
con marionetas estúpidas que no comprenden el reloj.