Tienes el regio carácter de una mujer de la Ilíada
y hasta el rey Néstor pelearía por ti,
ante tu presencia se inclinan sus lanzas,
y las espadas gimen con tu desdén.

Impulsado por las gélidas ráfagas de la soledad
mi navío busca tus playas con afán de náufrago,
y tu sonrisa que brilla con la caricia de una brisa suave
me hace soñar,
que tu amor se agitará sobre mí con la libertad del
banderín náutico.

Pero tú te ocultas en el castillo de un caballero templario
y tienes tu estancia bajo la cúpula de su tumba micénica,
allí sólo reina el silencio del mármol,
y el único rastro de color es una cruz de Lorena
que desde el techo brilla con luz de vitral
y la llama de tu pasión,
fluye a través de una tubería subterránea...

Anhelo lanzarme al rescate
con armadura de reflejo metálico,
y larguísima espada de a dos manos;
y con ímpetu derribar a ese dragón mistérico
arrebatando tus sueños de ese mundo de engaño
para así llenar la realidad de mi poesía.

Y en el ápice cónico que corona las torres de aquel castillo
podría izar la bandera de nuestro amor.

Tienes el regio carácter de una mujer de la Ilíada
y hasta el rey Néstor pelearía por ti,
ante tu presencia florece el poema homérico;
y aquella métrica la define
su rojo abedul.

Jorge Ángel Luna Rosado
Colombia